DIARIO DE UN MUNDIAL – DÍA 6 – RACE DAY

IRONMAN 70.3 WORLD CHAMPIONSHIP LAHTI, FINLAND

Domingo 27 de agosto. Fecha que tenía grabada a fuego desde que me clasificase de forma directa en Tánger para mi primer campeonato del mundo de la franquicia Ironman. Siempre me lo imaginé así. Y encima con épica. Ironman 70.3 Tánger – Slot para IM703 WC Finlandia 2023

Dormí casi del tirón. Buena señal. Significaba que estaba tranquilo, más confiado que nunca. A pesar de no haber sido un buen invierno por diferentes motivos: falta de motivación, catarros recurrentes, cambios de objetivos, anulación de IM Vitoria… hice un mes de junio, julio y agosto casi perfecto, siendo súper disciplinado con los entrenamientos que marcaba el Capitán Arroyo y entrenando con unas sensaciones buenísimas, sobre todo en las semanas que estuve en Chiclana, donde allí pude entrenar como si fuera un Pro, aunque con menos descanso, claro está. 🙂

Por este motivo sabía que si no había ningún problema externo a mí, iba a rendir como nunca. Yo siempre soy muy claro. No me ando con rodeos. Si estoy bien, lo digo. Si estoy mal, también. Lo que no hago es decir que no he estudiado y luego sacar un 10 en el examen. Por primera vez desde 2015 preparé a conciencia un 70.3 durante todo el año. Los 15 anteriores que había corrido siempre ha sido preparando Ironman o después de correr uno. No es igual. Sobre todo por ese punto de velocidad e intensidad que necesitas en la media distancia y que Ironman te «roba». Esta vez los huevos iban a estar todos en la cesta de Finlandia. No podía fallar.

A las 04:30 sonó el despertador para ir a desayunar. No me preocupaba tanto como en un Ironman. Había hecho una muy buena carga de HDC el día anterior y el desayuno iba a tomarlo por sensaciones, sin forzar. Teniendo en cuenta que luego iba a comer en la bici, no había riesgo para que los depósitos de glucógeno estuvieran en su perfecta medida.

A las 05:30 recogimos a Ale y Agus. Ambos se venían conmigo a Lahti. Tiempo en el coche para visualizar la carrera. Yo solo pensaba en el cambio de la bici. Necesitaba tocarle los botones a la Cervelo y ver que funcionaba todo bien 🙂

Mi padre (qué suerte tenerle) nos dejó en la T1 sobre las 06:00. Mientras se fue a aparcar fui a comprobar la bici, meter los bidones, presión a las ruedas, comprobar el cambio…Todo estaba en su sitio. El dorsal 306, Emilio Moreno López, de España, estaba presto y dispuesto para el día D.

SWIM – 1900m

Fuimos caminando tranquilamente de los boxes a la zona de la salida. Iba con Agus. Ambos salíamos a las 07:40, con el AG 40-44, justo detrás de los Pro. A pesar del madrugón y del fresquito que hacía, pensé que era la mejor hora para mí. Me quitaba mucho tráfico y al llegar de la bici tendría el ambiente a tope en Lahti. La temperatura era fría. Estábamos sobre los 10 grados, pero no me daba la sensación de que hiciera un día de mucho, mucho frío. Por lo menos yo no lo sentí así. Los días previos, viendo la temperatura que hacía por la noche, tomé la decisión de competir con el mono de manga larga de http://www.cycle360.es. De hecho salí del hotel con él puesto.

Caminando hacia el agua cambié de opinión. Si daba lluvia, como así aseguraba la previsión, iba estar incómodo corriendo con la manga larga. Así que me cambié detrás de un árbol y me puse mono de manga corta. Sabia decisión.

Me coloqué el neopreno de Víctor. Gorro morado. No sé si era de Podemos o del Madrid. Lógicamente elegí pensar que era la segunda opción. Ese morado con el que el Madrid hizo la mejor final de la Champions de la historia, la del 4-1 a la Juve en Cardiff.

Minutos antes de la salida me acordé de la chica fallecida el día anterior en la prueba femenina. No voy a decir que me tomé la natación con más calma de lo normal por lo ocurrido con ella, pero sí te da que pensar y te entra alguna duda sobre el nivel de intensidad en el agua. ¿Merece la pena poner el corazón a 200 por intentar ganar 20 o 30″?

Mi velocidad de crucero en Ironman es 01:40/100. En Zarautz nadé los 2800 a 01:38, por lo que ese ritmo lo iba a firmar a fuego, y más teniendo en cuenta las dificultades que tuve para nadar los últimos días en Chiclana, donde cerraron la piscina. Nadé en mar, pero ahí pierdes ese puntito de velocidad y de buenas sensaciones que da la piscina. Y más en la Playa de la Barrosa, donde nadar se convierte en una auténtica aventura con las olas y las corrientes.

Había 19 boyas separadas cada 100metros. Este aspecto lo desconocía. No me enteré. Para variar. Iba viendo boyas numeradas pero no sabía cuántas había y cada cuántos metros estaban. Salimos desde el pontón. Pensé en tirarme de cabeza, pero no quería tener ningún problema con las gafas (jamás me he tirado desde un pontón), así que salté sin más. La primera sensación fue de agua fría. 1900 metros por delante para calentarse.

La verdad es que fue una natación muy fácil en todos los sentidos. Poca gente, muy dispersos todos y una visibilidad perfecta para orientarse. Los primeros 500 metros los hice a 01:40. Y a 01:42 llegué a los 1000. No estaba teniendo las mejores sensaciones de mi vida, pero iba bastante bien, con buena cadencia de brazada y con un buen ritmo. Este año no he nadado muy bien. No he tenido las sensaciones que tuve preparando Ironman Niza el año pasado, donde hice entrenamientos en piscina muy buenos. No sé si es la pereza de nadar solo, el aburrimiento, la monotonía… Pero no ha sido un buen año de natación, por lo que estos 1900 no me preocupaban demasiado.

Tiempo final: 33:51 – 01:45/100 – AG 40-44: 257

BIKE – 90KM

Llegó mi momento. Solo quería salir del agua para coger la Cervelo y empezar a disfrutar. Hice una transición buena, sin más. Ni muy rápida, ni muy lenta. Me puse calcetines por el frío y por si llovía. Además, en Zarautz sin ellos tuve una rozadura muy incómoda en el dedo gordo y no quería que se repitiera. Salí pitando a entregar la bolsa a los voluntarios. Me equivoqué de pasillo (4000 bicis había) camino de la bici. Tomé una referencia mala y la lie. No pasa nada, Frodeno se olvidó el traje trampa en la PTO. Cosas que pasan. 🙂

Salí con la intención de hacer la mejor bici de mi vida. Sabía que tenía piernas para ello. El objetivo era rondar los 40 de media a 255-260w medios y un IF de 0,85. Bici agresiva, pero estábamos en un mundial. Habíamos venido a jugar fuerte.

Lo primero que hice fue comprobar que el cambio iba. Por suerte así fue. La salida de Lahti fue un poco coñazo por la cantidad de bicis que había. Pero una vez que encaramos una interminable recta, poco a poco el tráfico se fue disipando y empecé a rodar cómodo a mi ritmo. Siempre me cuesta entrar en calor muscularmente después del agua. De hecho llevaba una molestia en la parte interna del cuadriceps que me duró un buen rato. Estoy habituado a ello. A pesar de ello, sabía que las piernas iban a funcionar.

Primeros 25km pasando a 260w y una velocidad media de 39,5. Ufff. Números que me ponían. No os voy a engañar. El circuito era muy rápido pero estaba lleno de toboganes que te podían cortar el ritmo. Si eras capaz de mantenerte el mayor tiempo posible acoplado en ellos, sin levantarte, era donde se podían marcar más diferencias.

Estaba disfrutando. Llevaba muy buena cadencia, un pedaleo muy fluido y muy cómodo en la bici. Cada 20´ tenía la obligación de comer y beber. En un bidón llevaba toda la comida con 2 sobres de Sub9 Race Day de 226ers + 1 gel de 80mg de cafeína para los 90´ bici. En otro bidón diluí dos sales con Hidrazero y otro de agua. Con eso iba a tener suficiente para las 2 horas 20 minutos que iba a tardar aproximadamente. Si fuera Fórmula 1, la estrategia era ir a 0 paradas en los avituallamientos. Y más aquí, que te los encontrabas en rectas larguísimas donde ibas a una velocidad muy elevada y coger agua significaba perder tiempo. Además, hacía frío y el nivel de sudoración y la sensación de calor era muchísimo menor que en un circuito más veraniego.

Llegué a la primera hora de carrera con una sensaciones buenísimas. En ciertos tramos iba un poco pasado, sobre todo en los repechos. También llevaba el IF un poco por encima de lo estimado, pero joder, pensé: «Emi, estás en un mundial, si eres fuerte en bici tienes que demostrarlo. Luego ya veremos cómo corremos.» No me perdonaría el hacer una bici conservadora, sin demostrar mi verdadero potencial por el hecho de intentar correr un poco más rápido. ¿Y si luego corro mal haciendo una bici más light? No podía arriesgarme a eso.

Seguía abriendo camino en solitario, con muy poco tráfico, hasta que de repente apareció la caravana multicolor del Tour de Francia. Escuché un ruido de alguien con lenticular, me aparté a la derecha para que pasara y mi sorpresa llegó cuando no solo me pasó uno, sino que fácilmente eran 40. Increíble la grupeta que llevaban. Me hubiera gustado ver los vatios de muchos de ellos. En fin, ellos sabrán. Yo no estoy aquí para dar lecciones y ni ser ejemplo de nada. Eso sí, se lo dije a un juez que se puso a mi altura a los pocos minutos. «Delante tienes la caravana del Tour de Francia.» Me dijo que ok, que iba a por ellos. A lo lejos vi como a lo lejos les dijo que guardaran la distancia, que se separaran. Poco más. Es lo que hay. Luego a Sanders le descalifican por una norma inventada.

En la segunda parte del sector empezó a llover. Al principio fue una lluvia muy fina, pero luego según iban pasando los minutos, nos íbamos mojando cada vez más. Yo seguía a lo mío. Después de que pasara el pelotón del Tour, llegó a mi altura un chico Finlandés que iba un poco más fuerte que yo. Se quedó siempre a una distancia de unos 30-40 metros. En el llano se me iba, pero cuando llegaba un repecho me acercaba un poco. Eso me mantuvo enchufado para no perderle de vista y asegurarme no bajar el pistón.

Según la estimación que hicimos por Best Bike Split, saliá 02h14 a 40,1 de media con 255w medios. A partir del kilómetro 60 me di cuenta que no sería posible. En ningún momento había llegado a tener 40 de media en le Garmin, solamente 39,5. Además, el asfalto cada vez se iba encharcando más y mis piernas iban perdiendo un poco de fuelle.

Me quedó esa espinita final de no tener un más punch en el tramo final. Sobre todo porque era muy favorable y con el asfalto perfecto. Pero no podía quejarme. Me quedaron fuerzas para pegarme un calentón subiendo el último tramo justo antes de llegar a la T2. Un tío que viene del Muro de San Blas, no puede tenerle miedo a nada. Así que 400 metros a 430w y a bajarme a correr con un tiempo de 02h22 minutos, con 258wNP y 250 medios, para un IF de 0,85. Bici de 9. Buscábamos el 10, pero se quedó en un sobresaliente. La matrícula de honor tendrá que esperar.

Ha sido un invierno difícil. Con muy poco volumen de bici. Lo hemos maquillado en los últimos 3 meses, pero no ha sido el mejor año de mi vida entrenando con la cabra. Mi mejor mes fue agosto con 978km. Hubo meses en invierno con apenas 300 o 400. Así que feliz. El que lo da todo no está obligado a más.

RUN – 21KM

El poder correr rápido a pesar de una bici agresiva era el gran objetivo. Tener esa sensación de devorar kilómetros con poderío como me ha pasado en otros eventos era lo que buscaba. Y así fue. Era un circuito muy bonito y exigente. Nada más salir de la T2 teníamos que subir una plataforma que había puesto la organización con una rampa bastante dura, de apenas 10 metros. Desde ahí hasta el kilómetro 4 era todo subida. Me recordó un poco al circuito de Ironman Portugal, que tan buenos recuerdos me traía.

Empecé con calma. No quería calentarme en este primer tramo de subida y sufrir después en la segunda vuelta. Me puse un ritmo conservador para salvar ese tramo más exigente. A diferencia de otras pruebas donde casi siempre salgo muy fuerte y luego lo pago, aquí tenía que ser distinto. Quería acabar con fuerza y energía la segunda parte de la media maratón.

Una vez que se terminó la subida, tocaba bajar con bastante pendiente. Ni tanto, ni tan calvo. Es cierto que bajando se va rápido, pero sobre todo la primera rampa me pareció un poco incómoda y con algún riesgo para la musculatura ya que había un desnivel bastante considerable. Después se suavizó el terreno y pasamos por una zona de casas bajas, con jardines preciosos y gente súper amable animándonos. Todo este primer tramo lo hice con Diego Ribao, otro español que dos semanas más tarde iba a Niza y que no quería apretar mucho. De energía iba perfecto. Había comido muy bien en bici, la temperatura era ideal – sobre 20 grados- pero me estaba haciendo pis como un bebé. Intenté aguantar el máximo tiempo posible, pero llegó un momento en que no iba cómodo y decidí parar. Sabía que iba a perder unos segundos, pero necesitaba soltar lastre. Y eso hice en uno de los baños que puso la organización. ¡Joder, qué alivio! Aunque esa parada en boxes me iba a privar de bajar de una hora y media en los 21k.

Ya tenía ganas de ver a mi padre. ¿Dónde estaría con sus ánimos habituales? En torno al kilómetro 8, justo en el puesto de Hoka que es donde más ambiente había, encontré su arenga. ¡Vamos Emilioooooo! Subidón al verle. Cuando vas con buenas sensaciones todo es más fácil. Estaba disfrutando. Contento, feliz, chocando la mano a niños, saludando a gente latina que me animaba al ver mi nombre, especial mención a un grupo de ecuatorianos que se volvían locos cuando me veían. Estaba en un Mundial y me lo estaba pasando de puta madre.

Sin darme cuenta, me había ventilado casi la primera vuelta. Ritmo medio de 04:20 y con unas sensaciones espectaculares. Pasé por contrameta con 43 minutos pelados en el 10k y ahí fue cuando dije: se acabó el conservadurismo. Estaba fuerte, de eso te das cuenta rápido, y decidí apretar más, sobre todo en los kilómetros de subida. Había que intentar mantener un ritmo más intenso para luego morir bajando y arañar todos los segundos posibles.

Había mucho más tráfico de gente. Ya se incorporaron los demás grupos de edad a la carrera a pie y aquello ya sí parecía un Mundial. Empezó a diluviar. Daba igual. Era mi hora. Entré al estadio de Lahti con la grada llena. No paraba de caer agua y la gente se había resguardado ahí. Hice algo menos de 400 metros por la pista de atletismo casi a tope. Había que aprovechar el tartán para ganarle unos segundos al crono. Tocaba enfrentarme de nuevo a la zona más complicada del circuito. Subí con poderío esa rampa larga camino del kilómetro 4. Una vez más me acordé de Portugal. Muy similar. Concentración, cadencia alta y a sufrir hacia arriba.

Coroné ese tramo con un ritmo mejor que en la primera vuelta. Empezó a jarrear agua de lo lindo. Daba igual. Tenía las piernas perfectas y era el momento de darlo todo. Y así fue. Velocidad de crucero, a umbral por la zona residencial. Ya no había gente animando. El agua los había metido en casa. Devorando kilómetros fui acercándome a la zona del lago donde nadamos. Estaba corriendo a 4 pelados. Me dije: “vamos, Emi. Como si fuera una serie en la pista. Dalo todo”. Bien es cierto que, en el último tramo, el del parque con la arena, me ralentizó un poco. Era ya el kilómetro 19. Vi a mi padre en la recta camino de meta. Pensé que tenía el sub01h30 ahí. Mi cabeza empezó a hacer cábalas. Era posible. Últimos ánimos suyos, orgulloso de mí. No quedaba nada. A muerte hasta el final. Los últimos metros no fueron fáciles. Picaba hacia arriba y las fuerzas escaseaban. Daba igual. Estaba llegando a meta. A la meta de un Mundial. Empecé a chocar manos. Niños, niñas, mujeres, hombres… Felicidad máxima. No bajaba de 01h30, pero no pasaba nada. ¡Ay ese pis! El objetivo estaba más que conseguido. Me había salido la mejor carrera en el mejor escenario posible. Es lo que había estado promulgando en redes durante todo el verano, que me encontraba muy bien y que iba a refrendarlo en Finlandia. Luego en las carreras pueden pasar mil cosas, pero yo cumplí con lo que prometí: llevarnos la medalla a casa y hacer un tiempazo.

Es difícil de expresar con palabras lo que viví al cruzar el arco con el logo gigante de Ironman World Championship. Mucho trabajo detrás. No fue un año fácil. Estaba inscrito a Ironman Vitoria, pero descarté esa opción para centrarme toda la temporada en este mundial. Había que respetar ese Slot, el dinero y el tiempo invertido, y no acudir a esta cita con un Ironman en las piernas un mes antes, con el consiguiente riesgo que eso conlleva, tanto física como mentalmente.

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Acerté de pleno. Una temporada sin Ironman, disfrutando de la media distancia con un nivel bastante bueno en cada una de las pruebas (salvo Zarauz) y con la sensación del deber cumplido.

Fue un viaje inolvidable. Gracias a mi padre por ayudarme tanto. Sin él todo hubiera sido mucho más complicado. Es increíble la capacidad de adaptación que tiene y cómo soluciona todos los imprevistos. ¡Por muchas más batallas juntos!

Hasta aquí la secuencia de estos 6 días increíbles. Uno de mis sueños hecho realidad. El triatlón es un deporte que me ha cambiado la vida. Me ha hecho más fuerte, tanto física como mentalmente, y me está dando unas experiencias de vida maravillosas. ¿Qué deporte te da la posibilidad de competir en la misma linea de salida junto a un campeón olímpico? Pues eso. #SwimBikeRun como estilo de vida. Larga vida (en la mía)al tri.

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