Ironman 70.3 Tánger – Slot para IM703 WC Finlandia 2023

Emilio Moreno López / Enviado Especial al evento 🙂

Reconozco que cuando tengo tantas cosas que contar me cuesta arrancar las crónicas. Así que allá vamos. Poco a poco. Lo que he vivido el pasado fin de semana en Tánger no lo podré olvidar jamás. Siempre que estás en un deporte aspiras a lo máximo. Si puede ser a vivir experiencias que te dejen marcadas para siempre. Cuando empecé en el mundo del SwimBikeRun allá por agosto del 2014, la opción de clasificarme para un Campeonato del Mundo era algo completamente irreal. Debuté con una bici alquilada por 50€ el fin de semana, unas zapatillas de MTB, un casco y unas gafas de Decathlon valorado todo en no más de 45€, pero con la misma ilusión de un niño pequeño la noche de un 5 de enero.

Estos días me acordé mucho de aquel momento porque ese chaval de 34 años que arrancaba en el mundo del Triatlón este fin de semana consiguió algo grande. Seguro que alguien que esté leyendo esta crónica tendrá hitos mayores, pero para mí lo logrado en Tánger es una gesta.

¿Por qué? Pues porque hay tantísimo trabajo y tantísima pasión detrás que hacer un Top 6 en un evento Ironman en un grupo exigente como 40-44 y conseguir plaza para el Mundial de Finlandia 2023, es algo con lo que siempre deseaba vivir y sentir. Y fue como lo había soñado. Sufriendo y disfrutando. ¡Ah! Y remontando. Que como buen madridista que soy, el triunfo no podía llegar de otra forma. ADN blanco. Ya sabéis. 🙂

DÍAS PREVIOS

La dos semanas antes de Tánger no fueron fáciles. Ursus, un cachorro que hemos adoptado de la Fundación del Perro Guía de la ONCE llegó a casa y puso patas arribas nuestras vidas. Sobre todo por las noches. Igualito que un bebé. Ahora está todo controlado, pero telita esos primeros días. Tuve que saltarme algunos entrenamientos, dormir poco y mal y mis hijos Bosco y Pablo estuvieron muy malos con un virus brutal que estuvo navegando por mi casa durante dos semanas. De hecho Pablo tuvo que estar en el hospital toda la tarde el viernes antes de la carrera y a punto estuve de volverme a Madrid si se complicaba la cosa. Por suerte solo era un virus, sin nada más, así que me quedé tranquilo. Además, mi sistema inmume demostró estar a prueba de bombas una vez más, ya que salí indemne de tal desafío.

Esta vez viajé a Tánger solo con mi padre . Salimos el jueves dirección Chiclana, a nuestra casa. Estuvimos allí hasta el sábado por la mañana que cogimos el barco a Marruecos. Habíamos quedado en Tarifa con Alex y la cuadrilla gaditana que hicieron que el viaje fuera todavía más ameno e inolvidable. Mola compartir momentos con gente tan crack. No voy a negar que le tenía un poco de respeto al barco. La última vez que me monté fue para ir Ceuta y menudo recuerdo tengo de aquel trayecto. Madre mía de mi vida qué manera de vomitar. 🤪

Esta vez sería diferente. Biodramina de cafeína al canto y todo controlado. Viaje de una hora muy cómodo y muy tranquilo. A las 12:00 hora local tocamos suelo marroquí. Empezaba el verdadero asalto al Campeonato del Mundo de Finlandia 2023. Los que me seguís por las redes sabéis que era mi gran objetivo. No me escondía. Podía haber llorado o ir de «tapado». Pero no. Después de un puesto 11 en Marbella donde con roll down me llegó el slot que rechacé, sabía que Tánger era el sitio perfecto para lograrlo. Final de temporada, mismo fin de semana que el Mundial 70.3 de Utah y un estado de forma buenísimo que llevaba arrastrando durante toda la temporada. No salió la carrera que esperaba en Ironman Niza, pero sabía que saldría en Ironman 70.3 Tánger.

SWIM – 32:05 (01:41/100) – P12 AG 40-44

Nos alojamos en el Hotel SBN Suites. Desde aquí gracias por el trato recibido. Personal exquisito. Así da gusto. No es fácil encontrar comida «limpia» en Marruecos y lo que tenía claro desde el primer momento era que no iba a tirar por la borda la carrera por comerme algo que me sentara como una patada en la tripa :).

Mi padre quería investigar pero me puse firme y al final todas las comidas las hicimos en el hotel. Casi a demanda de lo que yo necesitaba. Arroz, pescado y pollo. De ahí no salí. Y mi cuerpo lo agradeció. Por la mañana tuve que desayunar en la habitación, ya que el desayuno no estaba abierto. No había problema. Mi padre llevaba molletes de La Cremita de Chiclana, jamón ibérico del Canibal de Cádiz y mi bebida de arroz con papilla de bebé, plátano y miel. Desayuno de campeón :).

A las 06:30 pusimos rumbo a la T1. Allí empecé a ver caras conocidas. Siempre es bonito estar en el extranjero y disfrutar de una prueba rodeado de buenos amigos. Sobre todo de Alejandro Castañeda. Mi compañero de fatigas en los veranos de Chiclana que venía aquí con la misma intención que yo: el clasificarse para Lahti. El duelo estaba servido. En Marbella le saqué 20″. Aquí había que salir con el cuchillo entre los dientes desde el minuto 1 porque no lo iba a poner fácil el amigo de San Fernando. Carrerón el suyo y Slot al canto. Y yo feliz por él.

Llegaba al agua con 3 semanas de parón por una tendinitis en mi hombro operado. He nadado mucho más que la temporada anterior, haciendo muy buenos entrenamientos en la piscina y saliendo en Niza en 01h04, lo que me daba alas para intentar hacer un muy buen tiempo a pesar de la inactividad de los últimos días.

Me puse en el cajón de 25-30´. Me dio verguenza ponerme en el de menos de 25. Natación muy limpia desde la primera brazada. Mi objetivo era hacer 30´ a tope, como un test de piscina. Quería salir delante desde el principio. Y así hice. Los primeros 1000 metros nadé a mi ritmo Ironman, en torno a 01:40/100 y con unas sensaciones muy buenas, aunque luego se me hizo largo mantener ese ritmo. Ahí sí creo que noté la poca natación de las últimas semanas y sufrí más de la cuenta. No por ir agobiado, sino por incapacidad para ir más rápido. También porque me quedé solo. La última parte nadé sin nadie al lado y los que somos nadadores regulares lo pagamos. Y yo lo pagué.

Al llegar a tierra he de reconocer que me sorprendió el tiempo. Pensé que me iría a 33 largos y hacer 32:05 significaba que iba a estar delante en 40-44 desde el principio. Y así fue. Salí el 12 y con bastante energía. La transición era bastante larguita, pero se podía correr muy bien. Y eso hice. 500 metros a tope y solo me distraje para decirle a mi padre que avisara a Noel que no tenía su móvil marroquí, que se lo dijera, porque solo tenía el español. Las referencias iban a ser fundamentales para coger el Slot. Noel y mi padre hicieron un gran trabajo. Gracias a ellos estoy en Lahti.

BIKE – 02H43´ +1000 – 261WnP – 33km/h – IF: 0,84 – PUESTO 8 AG 40-44

Transición larga. Quitándome el neopreno me encontré con Sergio Moreno. Buena referencia, ya que su mujer, Esther Leal, me dijo el día de antes que venía a por el Slot y que tenía 09h02´en Ironman Barcelona. Además, venía de hacer 9º en 70.3 Vichy. Por lo tanto, era una buen compañero de bici.

Sergio salió más rápido que yo y le perdí de vista. No me preocupé mucho. Tenía claro la estrategia que me preparó Arroyo. IF de 0,84 y 262 normalizados. Me dijo que bajar 10 vatios (ser más conservador) era perder 5 minutos y eso se me quedó grabado a fuego. Si quería estar delante, tenía que arriesgar. Aquí veníamos a por el premio gordo y había que salir a jugar. Ya vería cómo corría después, pero ya he demostrado en las últimas carreras ( salvo en Niza) que corro bien con bicis agresivas.

El circuito era más duro de lo esperado. Según la guía del atleta eran 1150 de desnivel positivo, con dos puertos entre medias que te iban a complicar el hacer una bici muy rápida. Y así fue. Yo pensé que podía moverme en torno a las 02h30´, pero nada más lejos de la realidad. Esos 261 normalizados que saqué solo sirvieron para hacer 02h43.

El circuito era espectacular. Nada de drafting, mucho viento frontal y lateral ( lenticulares prohíbidas) y unas carreteras completamente cerradas al tráfico ( salvo un pequeño tramo) con un asfalto en muchos casos dignos de un circuito de F1. Los paisajes eran increíbles y la dureza también. Qué ganitas tengo de coger un circuito llano de verdad. 🙂

A pesar de ese viento fuerte que había y de los vatios altos que llevaba, me encontré muy bien. Sensaciones magníficas, fui adelantando a bastante gente y tomando referencias en los giros. Buscaba a Ale que había salido primero del agua y sabía que iba a estar delante y sobre todo a Sergio, que yo pensaba que podía estar incluso en el cajón.

Poquito a poquito iba recortando tiempo a los dos. Pero muy poco a poco. Eso significaba que ellos también estaban haciendo una gran bici. En torno al kilómetro 60 me crucé con otro español, Javier Mira. Cuando le adelantaba me dijo que había muy poca gente de mi grupo por delante, que iba muy bien. Por las cuentas que yo hacía en los giros, estaría en torno al 30 de la general.

El circuito era una zona muy rápida hasta el kilómetro 20 donde se subía un puerto con rampas muy duras. 4 kilómetros al 8% pendiente media y tramos incluso hasta del 17. Ahí llegué a 38 de medía y salí de ahí a 29 y poco.

Después teníamos un falso llano con toboganes y mucho viento donde se podía ir rápido y completamente acoplado. Así hasta el kilómetro 75 que volvíamos a encontrarnos con el puerto que antes habíamos bajado. Ahora tocaba subirlo y fueron 7km exigentes. Antes de llegar a ese punto cogí a Sergio. Ya llevaba tiempo a su estela. Siempre en torno a 40-50 metros, pero cada vez le veía más cerca y quizá un poco atascado, ya que se desacoplaba con cierta asiduidad y eso podía ser un signo de flaqueza. Así que llegué a él y le adelanté. Hice la subida controlando mucho los vatios. Intentando no pasarme de 300. Estábamos cerca de la T2 y no quería gastar muchas balas. Aunque bien es cierto que tenía piernas para haber subido más rápido, pero la cabeza aquí tiene que poder con el corazón.

Al coronar y empezar a bajar por fin vi a Ale. En Marbella le cogí bastante antes. Aquí me costó más. Eso significa que ha currado muy bien en bici este verano. Verle me dio moral para lanzarme a tumba abierta a por él. No sabía el puesto, pero al adelantar a Sergio y llegar a Ale, sabía que me iba a bajar a correr delante.

Llegué a la altura de Ale en un repecho a poco más de 5 para la T2. Llevaba mala cara. Iba sin gafas y me dijo que no iba muy allá. Nunca hay que fiarse de lo que te diga un rival :). Apreté y me fui con todo hacia Tanger. Viento frontal fortísimo en un tramo completamente llano camino de la hora de la verdad.

Llegué a correr con muy buenas sensaciones. Una bici muy solvente, a 140 de pulso medio, buenos números y buen puesto. Era octavo. El slot había que pelearlo mucho.

RUN : 01h33:00 – 04:25/km – IF: 0,92 – 160 ppm – Puesto 6 AG 40-44

Al poner pie a tierra me encontré con mi padre que me cantó que iba muy arriba. Eso me dio moral. Ya lo sabía, pero estaba bien que me lo aseguraran. Salí pitando a dejar la bici. Con poderío. Sin esos calambres que me mataron en Niza. Colgué la Cervelo en el 558 y al llegar a la zona de las bolsas llegó casi a la vez que yo Sergio. ¡De nuevo coincidíamos en la transición! Eran muy buenas noticias, porque Sergio era un gallo a vigilar.

Ale fue más rápido que yo y salió por delante. El ponerme los calcetines hizo que no corriéramos juntos. Habría molado. Los tres españoles en un pañuelo hasta que Sergio encendió el DRS y hasta luego Lucas. Metió velocidad de crucero 03:55-04:00 y ahí yo no podía llegar. La situación de carrera era la siguiente:

El Slot a 04´32″ y yo le sacaba a Ale, que era 8º, sobre 1´30″. Había que defender la séptima plaza y soñar con que el marroquí que iba sexto ( Sergio se puso quinto rápido) cediera a pie y pudiera tener alguna opción.

El tener la referencia visual con Ale me vino muy bien para mantener el ritmo. Mi Garmin las últimas semanas había estado fallando y no me fiaba mucho de él. En el primer paso por contra meta pregunté a mi padre cómo iba de ritmo para asegurarme. Me dijo que a 04:35. No me valía. Es cierto que la App de Ironman marcaba algo más que mi reloj, pero había que moverse en 04:20-04:25. Y eso hice. Apreté un poco y fui clavando el ritmo en casi todos los kilómetros. A Sergio le perdí de vista rápido. Ya no era rival. Había que centrarse en el marroquí ( al que no ubicaba) y en no perder la séptima plaza con Ale, que poquito a poquito se iba alejando. Él corre un poco mejor que yo y sabía que tenía que ir al límite si no quería perder una posición más.

Esther ( mujer de Sergio) y mi padre me inciden en que voy a muy bien ritmo y que tengo la séptima plaza ahí. Yo contaba con 6 slots, por lo que no me iba a dar para clasificarme directamente. Ale seguía recortándome tiempo. En torno a un minuto y poco camino de la última vuelta. Pero el marroquí empezaba a flaquear. Yo no pensaba ya en él, mi mente solo estaba en Ale y en defender mi puesto. Llegamos al kílómetro 17, en el giro hacía meta, con ambos tomando referencias visuales. Ale me miraba. Yo tomaba como marca de paso una farola, miraba el tiempo con el que pasaba por ahí y a ver cuándo pasaba yo. ¡50 segundos! Vamos, Emi. Aprieta el culo que como flaquees, adiós.

Llegaban los momentos más duros. El pulso ya en torno a 170 pero era capaz de mantener la velocidad de crucero a 04:25. Quería ir más rápido, tenía fuerza mental para intentarlo, pero no podía. La fatiga me estaba derrotando. En los dos últimos avituallamientos ni paré. Iba ciego buscando a Ale. No quería ceder mi puesto. Cada vez estaba más lejos. Hubo un momento donde casi me rindo. Iba sufriendo. Pero ahí, cuando la toalla empezaba a rondar el ring, hice el km 18 y 19 a 04:30. Peleando como Rocky Balboa. Vamos Emi, joder, aguanta. Y de repente… ¡Boooom! A 1,5km de meta aparece mi padre. Mucho más cerca de donde se ponía al principio, casi en meta. Algo pasaba. ¿El qué? Que el marroquí estaba entregando las armas y estaba a 40 segundos del Slot. ¡Me cago en la puta!

Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Joder Emi, lo que siempre habías soñado en tantos y tantos entrenamientos mientras sufrías en esas series de la pista imaginando que ese último 1000 a tope era el que te daría la clasificación a un mundial. Mi padre se quedó atrás (renunciando a verme entrar en meta) gritando como un loco en el paseo marítimo de Tánger: «Vamos Emilio, aprieta que está muerto.» «Vamooooooooos, vamooooooooos» «Correeeeeeeeeeeeeee». Esos gritos me dieron la vida. Y me dejé el alma.

A poco más de 200 metros de meta adelanté al supuesto marroquí. Tampoco sabía a ciencia cierta que fuera él, así que me olvidé y seguí corriendo a tope. Hice el último 1000 a 04:23, os juro que no podía más. Iba destrozado, casi incapacitado para correr más rápido, como si alguien me agarrara de la camiseta y no me dejara avanzar. Pero si las piernas tenían un tope, el corazón y la cabeza tenían libertad para llevarme en volandas.

Los últimos metros fueron increíbles. No tuve tiempo de saborear ese camino por esa alfombra roja con la que tanto soñamos. Veía a gente que me ponía la mano para chocarla, pero no podía. Lo siento. Me estaba dejando el alma para quedar sexto y clasificarme para un Mundial de Ironman.

Crucé el arco de meta fundido. De hecho tuve que agarrarme la valla algo mareado. Al fondo me esperaba Ale. ¡Joder! ¡Otra vez coincidíamos en una meta como en Marbella! Me alegré mucho al verle. Muchos momentos juntos, con nuestros hijos, mujeres, soñando con esta carrera y estábamos ahí los dos como habíamos imaginado. O casi. Porque había que esperar para confirmar el Slot. Empezaban las cábalas.

Al llegar a meta Esther Leal me dice que hay uno que de repente se había colado en el tercer puesto ( sin correr la carrera a pie) subiendo 59 posiciones. Esto me mandaba a la séptima posición y a Alex a la novena. Yo al final le había sacado 6″ al marroquí. Increíble. Si me llego a parar en el último avituallamiento no le adelanto. Imposible más igualdad. Rápido nos fuimos a hablar con el director de carrera para explicarle lo que había pasado con el otro marroquí y su sorprendente «remontada» de última hora. Y efectivamente nos confirmaron que era un DNF de manual. Pero hasta que no lo viéramos en la clasificación no íbamos a quedarnos tranquilos.

Así que así nos fuimos al hotel. Feliz con la carrera que había salido, tocando el Slot con los dedos pero necesitábamos esa confirmación oficial para certificarlo de verdad.

A las 19:00 teníamos la ceremonia de entrega de Slots en el Hotel Marina Bay. Un poco antes a Paco de la Paz, el campeón, le iban a hacer entrega de su merecido premio. 21 años e hizo un carrerón espectacular. De repente todo se torció. Unos puntos en el Ranking PTO hicieron que Ironman le quitara el premio. Lo habría entendido si al inscribirse se lo dicen. Vale. Pero 6 horas después, a pie de podio negarle el triunfo… En fin. Lo bueno es que no será la última vez que gane. Lo tiene todo para triunfar. Calidad como triatleta y sobre todo como persona. ¡Fan de Paco! 🙂

La entrega de Slot fue emocionante pero tensa. Al final nos filtraron la lista de clasificados y había 7 plazas. Yo estaba dentro y Alex necesitaba una renuncia. Y así fue. Era la primera vez que iba a escuchar mi nombre en un evento Ironman. «Emilio Moreno López, España.» Y ahí fui. Con un Sí rotundo a por la tacita que me daba derecho a ir a pagar la pasta para el Campeonato del Mundo que se celebrará en Finlandia en agosto de 2023.

Objetivo cumplido. He disfrutado muchísimo del camino en estos últimos 2 meses preparando específicamente esta distancia. Mola sentirse competitivo, estar con los mejores y cumplir con lo prometido. Gracias a mi entrenador, Víctor Arroyo, por saber guiarme tan bien. No siempre se lo pongo fácil. Mi vida es un poco puzzle rompecabezas pero creo que hacemos un gran equipo.

Esto no para. 2023 será apasionante. Vuelvo a Ironman Vitoria, prueba que creo que me viene como anillo al dedo y en agosto, tachán, tachán, Road to Finlandia para vivir un Ironman 70.3 World Championship.

¡VIVA EL SWIMBIKERUN! 🙂

2 Comments

  1. Corazón y cerebro han sacado adelante esta clasificación. Las piernas han rendido. Eres mucho Emilio para llegar a Finlandia. Esta vez no fallaron las botellas. Eso sí, prescindiste por opción de avituallamiento. Eres un ironman, no lo dudes. Animo.

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